Concepto Cristiano del Hombre

«El hombre —indefinible— es un ser vivo y personal, inteligente y libre.

Creado por el Amor de Dios «a su imagen y semejanza», en el marco de la Creación, la Naturaleza y la Humanidad.

Lleno de dignidad, libre y condicionado,

responsable en conciencia de su conducta y realización personal, es a la vez, infinito y limitado, caduco y eterno,

conflictivo, complejo y contradictorio.

Ser social, sujeto de derechos y deberes, interviene en el tiempo y en la Historia, para bien o para mal, propio y de otros.

Con su búsqueda de la Verdad o sentido de la vida, su Trabajo y el Amor,

puede desarrollar el Plan y Mandato de Dios.

Pasando por penas y alegrías,

angustias y esperanzas,

salud y enfermedad,

entre la vida y la muerte,

preocupaciones y trabajos;

en medio de un mundo en lucha entre la justicia y la injusticia, la paz y la violencia, la concordia y la guerra,

la verdad y el error, el hambre y la saciedad,

está, finalmente, llamado a participar

junto a los demás,

de la eterna y feliz vida en Dios.»

Así nos adentramos en la difícil utopía de proponer la meta de un Hombre y Mujer jóvenes Nuevos, hacia la cual podamos caminar, invi­tando a otros, y sobre todo a los jóvenes; creyendo que, con el favor de Dios, podemos contribuir a la realización de un mundo más acorde con su idea, por más humano, y a una juventud más cercana a la Fe, por haber encontrado nuevas y más «razones para vivir y para esperar». 

Imagen del Hombre joven Nuevo.

1.  Notamos que algo cambia en nuestra vida cuando la conciencia se nos hace a la vez crítica, positiva y realista, tanto sobre nosotros mismos, cuanto sobre el entorno humano y social que nos en­vuelve.

2.  Entramos en camino de liberación cuando, en consecuencia de lo descubierto por la crítica, nos desprendemos de cuanto nos impide realizarnos mejor como personas y buscamos los verda­deros valores humanos y superiores, compartiendo con otros los hallazgos liberadores.

3.  Las personas conscientes de sí mismas, nos sabemos originales, irrepetibles, con alma, vida y caracteres únicos; condicionada­mente libres y responsables de nuestras propias vidas y de nuestra propia realización personal, que no se puede lograr más que en el marco de la aceptación amorosa de la vida, desarrollo y servicio de otros, considerados uno a uno, personalizados.

4.   Conscientes, así, de nuestra propia profundidad del ser y dig­nidad de personas, tendemos al desarrollo, integración y armonía de la vocación y totalidad humana, personalizada y personaliza-dora, de cuantos están o son cercanos a nosotros mismos. Perso­nalización tanto más lograda cuanto más vivimos encarnada-mente lo que, en buena conciencia, pensamos y creemos.

5.   Todo esto exige que seamos solidarios y cooperadores en el des­tino común y en el compartir lo nuestro con otros, en la vocación al grupo, abiertos al diálogo, al equipo, a la comunidad y, en su­ma, a la fraternidad universal como actitud de aportación y de acogida, en relación de igualdad frente a todo género de discri­minaciones humanas.

6.    Cada uno, como una fuente de vida y juventud, de paz, unidad y alegría de vivir, en el amor a la vida y al mundo, en la pareja y a la familia, a los niños y a los jóvenes: a los hombres todos. Manantiales de un nuevo río caudaloso que albergue unida en sus orillas a toda la humanidad, por encima de todas las dife­rencias.

7.    Vivamos, también, en armonía y comunión con la naturaleza y el cosmos, de los cuales somos parte viva e inteligente; capaces de servirnos de ellos sin destruirlos ni explotarlos los unos contra los otros, en perjuicio de todos.

8.    Nuestro trabajo intelectual y físico, de cualquier naturaleza, es una de nuestras mejores aportaciones a la comunidad; es debido en justicia y, por tanto, ha de ser bien hecho, activo y creador.

9.    Estamos comprometidos en el cambio social para la construcción de una nueva sociedad al servicio del hombre, sintiéndonos ca­paces de ofrecer una mejor alternativa socio-cultural y cambio de valores, válida para actuar sobre los problemas reales de la juventud de hoy y la sociedad actual, desde la vida, desde la rea­lidad, en la justicia, la libertad, la verdad y la fraternidad.

10. Abiertos al misterio y problema del hombre, al siempre más pro­fundo sentido de la vida y a la esperanza de un hombre joven nuevo y de un mundo nuevo, cada vez más humano, cada vez más fraterno, cada vez más feliz. Porque junto a otros muchos en el mundo, nos hemos esforzado en ser, en el Amor, ese Hombre Nuevo; y en hacer, con Amor, desde la juventud y los jóvenes de nuestro pequeño mundo, ese mundo de personas al serv cio del hombre que deseamos para toda la Humanidad.

Además, los que hemos recibido la luz de la fe, podemos añadir que:

11. Nada ni nadie puede quitarnos la alegría de saber que el hombre es hijo de Dios-Padre, Personal y Amor. Que estamos hechos «a su imagen y semejanza» y destinados para una eternidad feliz, tras la prueba temporal. Por lo que, para nosotros, la comuni­cación de esta Fe y su mensaje de la gran Esperanza es un ale­gre deber de Amor para nuestros hermanos, los jóvenes y los hombres.

12. Aspiramos a que nuestras vidas estén en referencia vital a jesús de Nazaret, como único y verdadero Hombre Nuevo, cuyo man­damiento supremo es el Amor.

13. Llamados a vivir el Evangelio, según la Fe en jesús, nos sentimos convocados a formar parte del Pueblo de Dios, signo y sacra­mento en el mundo, entre los hombres, de su designio salvador; y compromiso temporal, a la vez, para luchar por un mundo más acorde con la idea de Dios, en que sea posible el mensaje de Jesús.

14. Constituido el Pueblo de Dios por multitud de grupos de creyen­tes, reunidos en torno a Jesús de Nazaret, nos sentimos llamados a una Comunidad que consagra su vida a Dios en una Misión entre los jóvenes del mundo, y que ha optado preferentemente por el pueblo, por los hijos del pueblo, la juventud trabajadora y marginada, sin exclusión de los otros jóvenes, siempre que estén dispuestos a ponerse en situación de servir al pueblo; y hemos elegido ser pobres y vivir en consecuencia. Sirviendo sobre todo desde el propio estado de vida, situación personal y trabajo en la sociedad; compartiendo lo propio.

Rasgos humanos

  1. Conciencia crítica positiva.
  2. En camino de liberación y liberador.
  3. Original, libre y responsable.
  4. Consciente de su ser persona: personalizado y personalizados.
  5. Solidario, comunitario y universal.
  6. Hombre de paz y unidad en el amor.
  7. En armonía y comunión con la naturaleza y el cosmos.
  8. Responsable de su vida y trabajo creador.
  9. Comprometido en la construcción de una nueva sociedad al servicio del hombre.
  10. Abierto al misterio y problema de la vida.

A la luz de la Fe en Jesús

  1. Llamados a la comunicación del Mensaje.
  2. En referencia vital a Jesús de Nazaret.
  3. Convocados como Pueblo de Dios.
  4. En Comunidad entre los jóvenes del pueblo.